Los responsables institucionales y de la Asociación Lola Velayos, en la presentación que ha acogido el salón de actos del Ayuntamiento del Real Sitio de San Ildefonso. / Antonio Tanarro
«No son un número más. Nos cansamos a veces de que se traten como expedientes, porque detrás hay vidas que se acaban por las acciones de otros, por las omisiones de tantos y por la culpa de todos». Oliva Rodríguez explica así el sentimiento que le mueve a impulsar la Asociación Lola Velayos, la primera que se crea en Segovia de apoyo y ayuda a las víctimas de accidentes de tráfico y que lleva el nombre de su hija, fallecida en febrero en el carril Bus-Vao de la autopista A-6. La de Lola y las demás son «vidas rotas que se pierden, que tienen sueños y proyectos que se rompen» porque «hay algo que no se está haciendo bien; hay una tolerancia total a los accidentes de tráfico», ha señalado este viernes Oliva al presentar la asociación en el salón de actos del Ayuntamiento del Real Sitio de San Ildefonso.
No son solo un número, no. Y, sin embargo, para concienciar a toda la sociedad de ello son necesarias las cifras. En la provincia de Segovia se han registrado este año ocho accidentes mortales de tráfico con 9 personas fallecidas, según los datos que ofreció hace un mes el Delegado del Gobierno en Castilla y León, Ramiro Ruiz Medrano, pero las víctimas de la carretera son muchas más.
Las frías estadísticas de la Dirección General de Tráfico (DGT) indican un paulatino descenso de las personas que han perdido la vida en las carreteras y en las calles; el número de 2011 fue menos de una tercera parte del que se registró en 1992, aunque sigue siendo enorme: el año pasado murieron en accidentes de circulación 1.484 personas.
Y los dígitos son aún más alarmantes si se considera otro dato que facilita la DGT: solo el año pasado más de 117.000 personas fueron víctimas (fallecidos o heridos de diversa consideración) de un accidente de tráfico. Y eso sin contar a los familiares, padres, hijos, hermanos... víctimas también por la pérdida y por el sufrimiento de las secuelas de todo tipo.
La Asociación Lola Velayos no quiere más vidas rotas en la carretera. Se ha marcado el 'objetivo cero'. En junio de este año, Oliva Rodríguez y los voluntarios que han colaborado para ponerla en marcha comenzaron el papeleo. De momento, el colectivo que preside Oliva Rodríguez cuenta con medio centenar de socios y tiene su sede en el Ayuntamiento del Real Sitio de San Ildefonso y tras formalizar su inscripción en el registro oficial de la Junta de Castilla y León, el 24 de septiembre quedó registrada en el Registro de Asociaciones del Ayuntamiento de Segovia. El apoyo de ambas instituciones es patente; lo atestigua la asistencia del alcalde granjeño, José Luis Vázquez, y del concejal de Servicios Sociales de Segovia, Andrés Torquemada, ambos conscientes de que casi nunca somos conscientes de la trascendencia que tiene conducir un coche, montar en él o de que es posible evitar los accidentes.
También cuenta la asociación con el apoyo de todos los vecinos de Valsaín, donde vivía Lola Velayos, y de La Granja, y uno de los más conocidos del municipio, el atleta Luis Alonso, ha acudido al salón de actos como socio honorífico para animar al público a que adquiera las 3.500 papeletas que pondrá a la venta al precio de un euro –una por cada metro de ascensión vertical de la carrera que correrá el día 24 en Nueva Zelanda– con las que contribuirá a dotar de recursos al colectivo.
Fines
Apoyar y ayudar a las familias de víctimas de accidentes de tráfico, fomentar las campañas de seguridad vial, sensibilizar a la población, crear una red de profesionales voluntarios que puedan prestar su ayuda a los familiares, colaborar con las instituciones públicas, incentivar la realización de cursos y acciones formativas y promover el uso del transporte público, «sobre todo entre los jóvenes en los fines de semana y las noches de fiesta, porque el alcohol es un arma» son los principales fines de la Asociación Lola Velayos, ha comentado Rodríguez.
La presidenta se ha marcado como objetivo 'cero muertes' en accidentes de tráfico. Ya mantiene contacto con otros colectivos, como Vida en la Carretera y Stop Accidentes, además de con Aspaym y la Asociación para el Estudio de la Lesión Medular Espinal (Aesleme), con Cruz Roja de Segovia y Juventudes Socialistas, y tiene el propósito de que los voluntarios se acerquen a los 'botellones' para impulsar sus campañas. Les mueve, ha explicado Oliva Rodríguez, una premisa que tienen muy presente: «Un vehículo puede ser un arma de matar; hay que enseñar a los jóvenes a que tienen un arma en las manos y que pueden ser tanto víctimas como homicidas».
Lo ha experimentado en su propia familia. «Las imprudencias dejan vidas en el camino», ha recalcado, de ahí que uno de sus anhelos es que «haya leyes más justas, que a veces no sirven, porque es fácil matar en la carretera, nos pueden quitar unos puntos o quizá poner una multa de 600 euros por coger el móvil al volante».
Homenaje en el Día Mundial
El lazo naranja que lucirán el 18 de noviembre, Día Mundial en Recuerdo de las Víctimas de Accidentes de Tráfico, será el signo distintivo de quienes apoyen el homenaje que se celebrará a partir de las 12:00 en la plaza del Azoguejo de Segovia, desde donde marcharán los asistentes a la Plaza Mayor para colocar uno enorme en el que la gente pueda escribir sus frases de aliento. El acto que presentará luego Fernando Ortiz, incluirá la lectura de la poseía 'Jardín de Invierno' por Raquel Herrero, del manifiesto de la jornada por Jorge Lafarga, un minuto de silencio en homenaje a las víctimas y, al final, la interpretación del 'Himno del Silencio por María José Montes (clarinete) y Laura Vázquez (piano), con la canción 'Someone like you' cantada para cerrar por Silvia San Juan.
Será un día para recordar a las víctimas, difundir los fines de la Asociación Lola Velayos y, como ha declarado Oliva Rodríguez, para que el lazo naranja contribuya a evitar más muertes porque «ni la vida de mi hija ni la de nadie puede quedar en vano».