Julio Arribas, con su taller de instrumentos en la plaza de San Martín

05 julio 2010


Julio Arribas enseña el funcionamiento del güito a niños y adultos, en su taller de instrumentos. / Kamarero
Sólo al nombrarlos parece que se forma una melodía: Sonaja, güito, carajillo de nuez, zambomba y mirlitón. Son los nombres de los cinco instrumentos que Julio Arribas ha enseñado a elaborar durante el fin de semana, dentro del festival Folk Segovia.


En una pequeña carpa instalada en la plaza de San Martín, Julio, con su mesa a rebosar de objetos sencillos como, por ejemplo, cáscaras de nueces o un montón de palos de los de ‘polos’ de helado, llamaba la atención de quienes paseaban por la Calle Real.
El taller de instrumentos musicales de este abulense afincado en Laguna de Duero (Valladolid) es una actividad de Folk Segovia que ha repetido hasta en cuatro ediciones, con éxito de público y crítica porque devuelve a una de las esencias de la condición humana, la habilidad de construir utensilios, en este caso pequeños objetos capaces de emitir sonidos rítmicos.
Julio explica que en esta época vertiginosa en cuanto a los avances tecnológicos “el taller es muy adecuado para que la gente en general y los niños en particular aprendan a manejar las manos”.
Es indudable que este constructor de instrumentos —en Laguna elabora también rabeles (instrumento de cuerda), hueseras, tejoletas y ginebras (los tres, de perscusión), entre otros— tiene una gran capacidad para comunicar y para enseñar, además de destreza para elaborar en pocos minutos los instrumentos más sencillos.
Comenta que su taller de San Martín es “internacional” porque suscita igualmente la curiosidad de un grupo de japoneses que de turistas nacionales o de los propios segovianos. El sábado, hasta una profesora de música se sumó a la propuesta con la intención de poder transmitir a sus alumnos las enseñanzas recibidas de Julio.
Dice también que a los mayores les llama la atención, les sorprende que todavía haya alguien que se dedique artesanalmente a hacer estos instrumentos, mientras a los pequeños les gusta ver cómo se hacen y la posibilidad de repetir la operación ellos mismos en casa.
De hecho, los materiales son todos reciclados, de fácil acceso, porque, por ejemplo, si no se tiene a mano una caña gruesa para hacer un güito, algunos papeles higiénicos llevan como base un tubo de cartón que puede hacer el mismo servicio.
Con Julio se aprende hasta historia, pues cuenta una anécdota de como en el año 2000, en una visita a Egipto, encontró una pintura de la diosa de la música en la tumba de la reina Hatshepsut (1457 antes de Cristo) portando un instrumento casi idéntico a las sonajas que el elabora desde años antes del viaje.

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